ATENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA ANSIEDAD

La ansiedad está presente en todas las etapas del ser humano.

Es una emoción normal. Cuando aparece, es porque intentamos hacer frente a una amenaza  que sentimos como real o imaginaria.

Nos permite prepararnos para afrontar problemas y ha sido nuestro seguro en nuestra evolución como especie.

Pero, cuando percibimos la ansiedad sin estar expuestos a ningún peligro y esa percepción de  mantiene en el tiempo. No hace sentirnos inseguros.

La incertidumbre nos domina y cambia nuestro comportamiento. Intentamos controlarlo, a través de conductas restrictivas o evitarlo con conductas evitativas.

En el  trastorno de ansiedad la persona experimenta un malestar intenso que se muestra en todas las facetas de su vida.

Dependiendo del tipo de ansiedad, se clasifican en:

  • Trastorno de ansiedad por separación. En este tipo de trastorno el menor tiene un miedo intenso de separarse de las personas que le cuidan por temor a que les pase algo y no las vuelva a ver.
  • Fobia específica. Cuando una persona tiene un miedo intenso a un objeto o situación (inyecciones, avión, alturas, insectos, etc.). Si la persona tiene miedo intenso a situaciones sociales (mantener una conversación, ser observado o actuar ante otras personas, etc.) se le llama trastorno de ansiedad (o fobia social).
  • Trastorno de pánico. El ataque de pánico se define como un episodio de ansiedad repentino e intenso que se acompaña de sensaciones físicas desagradables (palpitaciones, sensación de ahogo, mareos,…) y de pensamientos que suelen ser catastróficos (miedo a perder el control o a morirse, entre otros).
  • Agorafobia. La persona tiene de forma habitual miedo a sentir sensaciones de ansiedad (de que el corazón le vaya rápido o de sudar mucho) cuando está en algunas situaciones, por si no puede marcharse o pedir ayuda si lo necesita.
  • Trastorno de ansiedad generalizada. Cuando una persona se preocupa todo el tiempo por diversas cosas del día a día (por ejemplo, por el colegio, el trabajo o por la salud de sus hijos), hasta el punto de que estas preocupaciones afectan al sueño, la capacidad de concentración o la persona se siente muy tensa o fatigada.